Acércate al fuego y toma asiento

martes, 22 de diciembre de 2009 2 COMENTARIOS



Acércate al fuego y toma asiento .....
¡FELIZ NAVIDAD !
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El regreso de la que no se fue. La nieve por la Sagra

miércoles, 16 de diciembre de 2009 2 COMENTARIOS
A finales de Noviembre , llegó la primera nevada por la Sierra de la Sagra y su entorno , en el Norte de Granada o el "Norte del Sur" como denominan a esta comarca en algunos folletos turísticos. Fenómeno inhabitual por estas tierras, ya que el frío y las nevadas suelen venir algo más tempranas , así que por aquí también se manifestó ese raro otoño que hemos tenido . La poca nieve caída apenas duró unos días pues el frío nos dejó y regrosó esa "segunda primavera".



Este era el aspecto del Pico de la Sagra( 2383) desde los Collaos ( izquierda) , Secuoyas de La Losa (Sequoiadendron giganteum) árboles introducidos a mitad del siglo XIX por el Marqués de Corvera más conocidas por los lugareños como "mariantonias" ( derecha)


Tuve la suerte de contemplar en directo la construcción de un "tornajo" ,elemento habitual en nuestras serranías, utilizado como bebedero y que se realizaba vaciando el tronco de un árbol ,pino generalmente. En la Subbética Cordobesa, nuestra comarca ,a falta de ese árbol también era común construirlos con troncos de encina o quejigo, eso si , las dimensiones algo menores.


Ya en Diciembre ,la semana pasada, la nive había casi desaparecido en su totalidad y apenas quedaba unos restos en la cara Norte. La panorámica desde El puerto de La Losa ( 1766m) casi presentaba el mismo aspecto que en el mes de Agosto. Las vacas todavía pastaban por estas altitudes y la cálida temperatura , el cielo despejado ,al igual que uno también les inivitaban a la contemplación. Mientras que en Huéscar habiamos tenido toda una mañana de fría niebla ,allí en lo alto el cielo quedaba despejado y azul con una temperatura primaveral. Se apreciaba El fondo del Valle del río Guardal con la niebla, La Sagra , Sierra Seca a la izquierda y Sierra Nevada al fondo. El volver a obervar esta espectacular panorámica me reconfortó.
Eso de contemplar paisajes conocidos que hemos pateado y vivido con todos nuestros sentidos y emociones, sensación de pisar una tierra por donde ha transcurrido parte de tu vida y que y también empiezas a considerar como tuya

Desde hace unos días por fin el invierno se asentó y la nieve cubrío "nuestra " Sagra, pero ya lo contaré en otra entrada.
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Vivencias en el subbético .El encinar, primera parte.

martes, 8 de diciembre de 2009 4 COMENTARIOS



Una fina y débil lluvia estuvo cayendo durante toda la mañana. A medida que avanzo por el umbrío encinar la húmeda hojarasca se va hundiendo tras mis pasos, musgos henchidos se extiende sobre las rocas y troncos, y los arbustos aún cargados de agua me empapan hasta las rodillas. Brillantes y lustrosas bellotas recién caídas que salpican el suelo invitan a echarme una a la boca, hincar el diente y comprobar su amargor. Pero el ambiente impregna placenteros aromas a romero, tierra mojada, madera podrida y el fúngico olor de las primeras setas.
Unas currucas, mosquitero y petirrojo revoletean sigilosamente entre el denso ramaje, salgo del bosquete y me encuentro en un claro,
entre viejos olivos, donde la verde hierba comienza a cubrir el seco pasto. El zumbido de unas palomas que acaban de entrar al encinar interrumpe el silencio. Me dirijo hacia la loma del cerro, pesadas y grises nubes aún recorren el cielo, y en esas que un zorzal con su breve silbido pasa delante de mí perdiéndose entre los árboles del protector bosque.

En lo alto ya se aprecia el sol a punto de ponerse, las nubes se van retirando y el frío cada vez más notorio barrunta la primera helada del año. La vieja y solitaria encina junto al cortijo en ruinas permanece como testigo de cuantas vivencias tuvieron entre esas paredes y su alrededor. Allí, sentado en la era abandonada ahora invadida por el pastizal ,el encinar queda a mis pies, todavía se aprecian la silueta de olivos y la sierra en el horizonte, se escuchan lejanos ladridos de perros que se ven interrumpidos por el canto de un mochuelo, entonces me invade una extraña sensación de tranquilidad y melancolía.
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