En estos días de preotoño si nos introducimos en alguno de nuestros encinares podremos comprobar con todos nuestros sentidos como la vida retorna para algunos organimos que no han sido muy estudiados. Les hablo de musgos, líquenes y en menor medida de los helechos ya que estos últimos si despertaron la atención de botánicos. Las precipitaciones caídas durante esta semana aunque no han sido de mucha cuantía en nuestra comarca, si que han permitido mantener un nivel de humedad ambiental suficiente para que estos seres vivos recobren la turgencia y actividadad biológica.Sigilosamente avancé unos metros entre el follaje de durillos labiérnagos y lentiscos, y por fin llegué al interior de ese auténtico bosque , donde la espesura y densidad de las copas de las encinas escasamente deja pasar la luz.
Allí entre los troncos de las encinas la vegetación herbácea y arbustiva apenas se desarrolla.Pero resulta espectacular el ver como un denso manto de musgo verde se extiende por el suelo rocoso en los troncos y ramas ,los líquenes epífitos cubren las ramas de los árboles y los pocos helechos como la doradilla ( Ceterach officinarum ) activan su crecimiento desenrollando esos bastoncillos que empizan a sobresalir entre las fisuras de las rocas.
Doradilla ( Ceterach officinarum) , y líquenes epífitos .
Sentado en una de esas grandes rocas calizas "azules" que el musgo aún no ha ocupado el olfato se agudiza y se empieza a notar ese típico olor a hojarasca descumpuesta y tierra mojada. Mientras tanto solamente los cantos de carboneros y currucas , o el leve pisoteo de algún pequeño mamífero interrumpen el silencio.


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